Pensar el deporte como una escuela de valores para la formación de personas aptas para la vida en comunidad

Matías Dalla Fontana disertó ante un auditorio colmado de jóvenes deportistas de los dos principales clubes de nuestra ciudad. La importancia de la formación en valores y el deporte como pilar comunitario.

Panorama Institucional 11/05/2024 German Thalman German Thalman
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Matías Dalla Fontana lidera el proyecto “Deporte Solidario”, una institución fundada hace más de dos décadas que comenzó a llevar la actividad deportiva a otros ámbitos alejados de los clubes tradicionales, como cárceles y barrios periféricos.

Con mayor profesionalismo y organización, la institución fue consolidando su objetivo de alentar la práctica deportiva como una metodología valiosa para la organización de grupos y la promoción de liderazgos sanos para las comunidades.  Hoy se dedican especialmente al abordaje de proyectos vinculados con la salud mental y la prevención de adicciones, situaciones que hace tiempo se veían como expresiones aisladas, pero que hoy se han convertido en una verdadera epidemia social.

Dalla Fontana, exintegrante del seleccionado de rugby “Los Pumas” y profesional de la Psicología, combina ambas facetas para llevar un mensaje propositivo, con base en la formación de jóvenes y el significativo rol que tienen las instituciones deportivas, como ámbito de contención y desarrollo humano.

“El deporte es un pilar de la cultura nacional, es un fenómeno propio de las comunidades”, señala Dalla Fontana para explicar el vínculo con las políticas oficiales. “El Estado puede asistir en la medida de las necesidades; pero los clubes, en especial los barriales, son fenómenos netamente comunitarios”.  Y recalca que “los clubes son organizaciones libres de la comunidad que debe aprender a dialogar con el Estado”.

En la misma línea, reafirma el valor comunitario de los clubes como formadores del capital humano que luego serán los dirigentes de la propia comunidad en la que se inserten. “No va a haber grandes deportistas si no hay primero personas formadas integralmente”, sentencia.

“Lo importante no sólo es preparar deportistas para el alto rendimiento, sino para la vida. Formar personas aptas para vida en comunidad”, enfatiza Dalla Fontana combinando ambas miradas. Y señala que otro gran desafío es trabajar en la “formación de formadores”, que actualmente es un déficit general en todos los deportes.

En sus charlas motivacionales, Dalla Fontana apunta a trabajar los valores del juego y no rechaza la idea de que el deporte puede ser un medio de vida y de ascenso social. Pero plantea que hay una falsa dicotomía entre lo que podría considerarse una actividad meramente lúdica con otra que implica una dedicación constante y un compromiso de superación: “Es una tensión natural que debe ser superada con el ejercicio de la prudencia. Integrar las dos tendencias, entre los valores, el espíritu del juego, la educación intelectual, con el alto rendimiento y el ánimo de progreso económico”, señala. Y argumenta que “los mejores jugadores, que son grandes capitales económicos, terminan siendo un gran desperdicio si no trabajan desde su formación en la dimensión espiritual. No es una mirada nostálgica o romántica: Es parte de un mismo horizonte que hay que aprender a trabajar”.

En el mismo sentido, el exPuma hace hincapié en la noción del fracaso, a la que califica como intrínseca a la perspectiva del juego.  “Aprender a vivir queriendo ganar todo lo posible, pero sabiendo que perder es una de las opciones del juego. Y eso hay que fomentarlo y entrenarlo en las etapas formativas”, señala Dalla Fontana. Y retrata que es fundamental no perder la dimensión lúdica del deporte: “Los mejores equipos del mundo, en cualquier disciplina, llegan a instancias decisivas porque, además de jugar, saben divertirse”, concluye.

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