Vinos santafesinos: una vieja tradición que intenta recuperarse

En la provincia hay más de veinte establecimientos en condiciones de producir vinos. Los productores se agrupan en la Asociación Santafesina de Vitivinicultura.

Enfoque Empresario01/12/2024German ThalmanGerman Thalman
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Aunque parezca extraño, en la provincia de Santa Fe hay más de veinte fincas y establecimientos vitivinícolas que proyectan una producción artesanal, complementada con micro turismo y otras experiencias gastronómicas.

Lo cierto es que, a principios del siglo pasado, la provincia contaba con más de 600 hectáreas afectadas a la producción de uvas. En tanto que la vecina Entre Ríos tenía un desarrollo muy consolidado, superando las 3400. 

Pero en 1934, a partir de una ley que impuso la zonificación de la producción vitivinícola, se le dio exclusividad a la región de Cuyo, obligando a los productores de otras provincias a eliminar las plantaciones. Algunos entrerrianos osados, lograron llevar sus plantas y semillas al Uruguay y, con el paso del tiempo, consiguieron que la variedad del Tannat se convirtiera en un símbolo distintivo del pequeño país hermano.

Casi un siglo después, sin esas estrictas regulaciones, en todas las provincias argentinas se producen vinos, con las particularidades propias que otorga cada clima y cada suelo.

En Santa Fe, si bien la producción es muy incipiente, son más de veinte los emprendedores que se agrupan en la Asociación Santafesina de Vitivinicultura, distribuidos por todo el mapa provincial. Hay fincas en Villa Ocampo, en el Norte, hasta Castellanos, en el Sur. Más otras cuantas que ya podrían establecer una típica “ruta del vino santafesino”, atravesando la región centro, desde Saguier, hasta Laguna Paiva, pasando por Susana, Humboldt, Esperanza, Pujato y Llambi Campbell.

Una de las explotaciones más desarrolladas, denominada “Finca Don Esteban”, está ubicada en la localidad de Soldini, y es una de las pocas que ya se encuentra en condiciones de producir vinos a escala artesanal, con todos los requerimientos dispuestos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Las demás, por ser todavía muy jóvenes, recién se encuentran en etapas de desarrollo, con interesantes expectativas a futuro.

“La elaboración de vinos, con cierta escala, se puede dar a partir del tercer año de producción. Y se puede hacer más importante recién después del quinto”, explica Edgardo Hunzicker, titular de “Finca Campo Alto” y presidente de Asavi. “Esperamos que para los próximos años se empiecen a ver los resultados de todos los establecimientos que se encuentran en la provincia. Pero es un tipo de explotación muy particular, que maneja otros tiempos, mucho más largos si los comparamos con los modelos agrícolas de nuestra región”.

Según comentó el productor, nuestra zona es muy buena para producir variedades de cepas blancas, que son las que más se están demandando a nivel mundial. Hay plantaciones de uvas Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viognier. Más algunas tintas, como Tannat, Merlot, Malbec y Marselan, entre otros.

“Nuestra idea es replicar lo que viene haciendo Entre Ríos, que ya tiene más de cien viñedos y han recibido premios incluso compitiendo con vinos de San Juan”, explica Hunzicker. Es un sistema que se espeja en el modelo uruguayo y en las regiones del “Viejo Mundo”, como Francia e Italia, bien diferente del llamado “Nuevo Mundo”, más desarrollado en California, Australia, Sudáfrica, Chile y la región cuyana argentina.

La producción de vinos se puede ordenar en tres categorías: Una escala de consumo casero, otra boutique y artesanal y una más importante, que alcanza la denominación de bodega cuando supera los doce mil litros. “Nosotros no apuntamos a tener producciones de gran escala. Sino que buscamos desarrollar la experiencia integral del enoturismo: Pasar un fin de semana en el campo, con las comodidades de una finca, disfrutando un espumante o un vino artesanal y nuestros productos regionales. Una experiencia completa”, señala el productor.

Desde la Asociación se está trabajando con apoyo oficial, a través del Ministerio de la Producción y con profesionales especializados en la materia. “Es un camino de ida”, señala Hunzicker, ilusionado con que sus anhelos se multipliquen como los parrales de su finca.

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